Nos mirábamos asustados por lo desconocido, lo futuro. Nos besamos apresurados tristes, beso salado de lágrimas. Luego, yo salí fingiendo un paso decidido. No sabíamos si volveríamos a vernos. Es mejor pensar que sí, para llevar menos equipaje.
Subí a la terraza y encendí mi avioneta. Con sus años vividos, la confianza de mí hacia ella había menguado. Tal vez soportara el viaje, tal vez no pudiera. Pero es mejor pensar que sí, para llevar menos equipaje.
Adivinando el botón correcto, la avioneta se elevó, medio tambaleándose pero queriendo demostrar firmeza en el andar. Las plumas de sus alas iban desprendiéndose de a una, como liberándose de un bolso innecesario.
¿Cuál era el consejo que el me había dado?
Este fue: —Háblale con palabras agradables. Cuéntale historias de guerreros y seres de otros tiempos—.
Le hablé de Napoleón, de Freud, de los duendes y los magos, de la primera computadora, de la última, del Renacimiento, de la magia buena y mala, de la destrucción total y la reconstrucción del Planeta. De las nuevas tecnologías y del valor de lo anterior; y con cada palabra parecía perder dureza en sus músculos de hierro, y ya no sólo nos elevábamos: estábamos volando.
Finalmente pude relajarme y mirar el paisaje: las montañas de tierra yerma y los pozos kilométricos que las bombas habían dejado hace varios cientos de años. Agujeros completamente negros, inundados de átomos de vacío radioactivo y fluorescente. Fluorescentemente negro. Eran inexplorables, blandos y interminables en lo profundo, una herida en el planeta de la vida primera.
De repente, empezaron las explosiones: grandes propagaciones inmediatas de ruido y fuego azul, y de polvo caliente.
Aumenté la velocidad, tratando irrealmente de permanecer tranquilo.
No sé cuanto duraron las explosiones, pero no importaba ya, las había atravesado con éxito, y ahora llegaba a la tierra donde se puede nacer.
Subí a la terraza y encendí mi avioneta. Con sus años vividos, la confianza de mí hacia ella había menguado. Tal vez soportara el viaje, tal vez no pudiera. Pero es mejor pensar que sí, para llevar menos equipaje.
Adivinando el botón correcto, la avioneta se elevó, medio tambaleándose pero queriendo demostrar firmeza en el andar. Las plumas de sus alas iban desprendiéndose de a una, como liberándose de un bolso innecesario.
¿Cuál era el consejo que el me había dado?
Este fue: —Háblale con palabras agradables. Cuéntale historias de guerreros y seres de otros tiempos—.
Le hablé de Napoleón, de Freud, de los duendes y los magos, de la primera computadora, de la última, del Renacimiento, de la magia buena y mala, de la destrucción total y la reconstrucción del Planeta. De las nuevas tecnologías y del valor de lo anterior; y con cada palabra parecía perder dureza en sus músculos de hierro, y ya no sólo nos elevábamos: estábamos volando.
Finalmente pude relajarme y mirar el paisaje: las montañas de tierra yerma y los pozos kilométricos que las bombas habían dejado hace varios cientos de años. Agujeros completamente negros, inundados de átomos de vacío radioactivo y fluorescente. Fluorescentemente negro. Eran inexplorables, blandos y interminables en lo profundo, una herida en el planeta de la vida primera.
De repente, empezaron las explosiones: grandes propagaciones inmediatas de ruido y fuego azul, y de polvo caliente.
Aumenté la velocidad, tratando irrealmente de permanecer tranquilo.
No sé cuanto duraron las explosiones, pero no importaba ya, las había atravesado con éxito, y ahora llegaba a la tierra donde se puede nacer.
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Nota: Random es una historia al azar. Sus capítulos están en desorden. Aunque usted vea, con cada entrega del Pegote, que los capítulos se suceden normalmente, no le crea, es una mentira. La única verdad es que la 1ª entrega es el auténtico principio, el real primer capítulo.
Pero no sea impaciente, cuando se hayan publicado todos los capítulos, el orden real será develado, si es que nuestros lectores no nos sorprenden con sus habilidades deductivas.
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Se viene el séptimo Pegote, que es el que viene después del sexto...
3 comentarios:
Qué interesante concepto. Me los encontré por "pegotear" este link en mi fotolog. Éxito :)
me encantó "Es mejor pensar que sí, para llevar menos equipaje."
saludos pegotinos
Cuanta creatividad y calidad/calidez. Sigan pegoteados y pegoteando!!!
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