Nuestra versión

Nota pubicada en "El Hachazo" de la revista pegote Nº8 de noviembre del 2008


¿Te acordás que acá había una villa? ¿Te acordás que antes cuando se estaba por efectuar un desalojo, había manifestaciones e inclusive se acercaba algún medio? La gente va desapareciendo en las ciudades porteñas, paso en algunos asentamientos, pero el accionar es tan solapado y oculto que podría estar pasando con nuestros otros vecinos, los que viven en casas o departamentos no tan precarios. Nadie se entera, pero una noche llega alguien que les ofrece una suma de dinero, para que agarren sus cosas y se vayan a ensuciar a otro lugar, que no me hagan quedar mal los paseos y áreas verdes porteños. Muy higiénica la violencia de Macri. Así lograremos una Buenos Aires limpia y pura, mientras la destrucción y la pobreza se retuercen a nuestro alrededor, cortaremos los puentes con la provincia, y mejor aún levantaremos un muro para aislarnos. Ese es el extraño camino por el que nos lleva “El Pro”, partido fantasma si los hay. De un día para el otro se ensambló una maquinaria nefasta, sedienta de sangre humana y se la presento a elecciones. En el fondo de toda la palafernaria el mago de Oz, Mauricio, mueve sus palancas y sigue largando humo para embobecer a la población. “La ciudad trabaja”, miles de calles se levantan, sacan los adoquines presurosos y asfaltan todo lo que encuentran a su paso. Las calles quedan asfaltadas y se mejora el transito, pero los adoquines los vende a Japón la empresa contratada para el proyecto ¡muy lindo! Los japoneses van a rearmar san Telmo y va a ser mas original que el nuestro, porque pueden pagarlo y nosotros no. Que higiénico todo y coherente sobre todo. Ya no se puede dudar de que se esta frente a una persona despreciable y sucia, que en el fondo no es nadie. Eso es lo más triste, es realmente el Macrinator en todo su esplendor. Un engendro mitad hombre (hombre vil, cruel y malvado, como Montgomery Burns), mitad maquina. Esa es la mitad que vale, la maquina, la más apta y la que prevalecerá. Porque hoy se llama Mauricio Macri y su partido es el Pro. Pero la maquina es más antigua y puede adaptarse, descartar su mitad humana fácilmente y adoptar una nueva forma. Siempre lo hace, de eso se trata la evolución. Las criaturas, biológicas se siguen reproduciendo y generación tras generación van mejorándose, para adaptarse más íntegramente al medio (Es decir que sobrevive el más apto, y es fácil confundirse porque normalmente nos quieren engañar con que sobrevive el más fuerte. Pero eso seria algo demasiado rígido, la fuerza para comerse a los otros no prevalece a tan largo plazo. Quizás la perfección, el eslabón final de la cadena evolutiva, en una visión un poco más alejada del clásico concepto occidental, sería la criatura unida al medio ambiente en el que vive, siendo una con el mismo. Una vez en ese plano, se escapa de cualquier pirámide alimenticia, enfermedades y plagas, seria la verdadera evolución y eficiencia. Dejar de creer que podemos crear maquinas geniales que lo solucionen todo, que somos tan perfectos por ser humanos. Ya que somos solo un paso más, mientras la carrera evolutiva sigue y sigue y nada debe quedar de nosotros para cuando termine). Al igual evolucionan los grandes capitales, y estas otras criaturas, más bien matemáticas y abstractas, pero sobre todo nefastas. Esos entes numéricos que dictan que un país es superior al otro y puede destruirlo. Esos capitales que deciden aislar “el primer mundo” a un grupo selecto de países o áreas dentro de lo mismos, mientras utilizan al resto como exportadores de bananas, patios traseros, y talleres de trabajos forzosos, entre otros tantos infiernos. Pero por suerte ya nos tocó un jefe de gobierno más alineado a Europa y Estados Unidos y los grandes capitales y los viejos mismos intereses de siempre. Un jefe de gobierno que no ve personas, un jefe de gobierno que lee como el buen ciborg que es, y en nuestra realidad de todos los días ve números. Lo que para nosotros es una calle sobre la cual caminamos, para él es el número de ganancia que le va a generar vender todos y cada uno de los adoquines. Este infierno es encantador, realmente. La máquina, por dar un ejemplo, esta programada para defender y optimizar la capital porteña; entonces nuestro ojo humano, débil y completamente subjetivo, nos puede engañar haciéndonos ver a una persona enferma, un miembro de nuestra misma raza, por tanto un igual, pero nos equivocamos. Nos equivocamos porque somos humanos, pero la maquinaria es objetiva y fría y ve lo que no podemos ver: Ese ser enfermo, no pertenece a este sector, debe ser evacuado, para que no contagie a los habitantes de la zona, ni provoque ningún tipo de demora en el normal funcionamiento de nuestras instalaciones hospitalarias. Es una maquina, es violenta y es letal, pero fría e higiénica. Es el monstruo del nuevo siglo, como lo quiso Asimov y como es hoy realmente, frente a nuestras propias narices. Es un monstruo que creamos para protegernos, pero que se va de nuestras manos. Pero no se va de nuestras manos porque algo sale mal, se va de nuestras manos porque algo sale demasiado bien. La máquina es ahora más inteligente que nosotros, más eficiente, más fuerte y nos va proteger, aunque eso sea a costa nuestro. Es político que miles de personas mueran de hambre todos los días, seres humanos, hermanos de nuestra misma raza. Es político que los militares argentinos hayan sido el escuadrón de asesinos de elite de estados unidos en América latina. Son política, la muerte y la guerra. El gran hermano nos esta observando ahora, ya instaló las cámaras y ni cuenta nos dimos, ya dije porque (porque somos humanos y lentos), la jaula se va cerrando a nuestro alrededor. Tenemos que dejar de seguir asintiendo con la cabeza y de decir “no, nada”, mientras mandamos un mensaje de texto como todos los días ¿La raza humana se dirige a la perdición? Lo más triste es que no lo sabemos, porque no somos los que llevamos las riendas. Solo seguimos alimentando al Golem día tras día, y cada día es más grande y más fuerte y por suerte nos protege y nos pide que hagamos esto y lo otro, pero es para protegernos solamente. Porque nosotros lo creamos y como lo pusimos en funcionamiento, seguramente sabremos como apagarlo, como detenerlo, como decirle que pare, que esa cifra que esta siendo convertida en carne picada es nuestra tía Gladis o el perrito de la tía Dora. En cuanto estas ideas aparecen en nuestras cabezas, el Golem se acerca para protegernos de las mismas y explicarnos que estúpido sería apagarlo, que peligroso de hecho, para nosotros mismos, y que si volvemos a sugerirlo nos estaríamos volviendo una amenaza para nuestro propio bienestar.

“La ciudad trabaja… para destruirte”

No hay comentarios: